A punto de cumplir medio siglo de vida, este establecimiento de espectáculos eróticos sigue atrayendo al público, aunque hoy es más heterogéneo que en sus inicios. “Esto no es para masturbarse ni es un local de intercambio: aquí hay una sensibilidad”, aclara su dueña Juani de LucíaEl escenario de la Sala Bagdad de Barcelona, en una imagen cedida por el local.